¿QUÉ ES LA
MICROINMUNOTERAPIA?
Nos pasamos la vida preguntándonos cuáles son las claves de una buena salud, olvidando a menudo que gracias a la sabiduría de la naturaleza disponemos de una protección extraordinaria: nuestro sistema inmune. Una buena salud dependerá de la capacidad de este guardián y de sus centinelas de actuar correctamente.
Nos pasamos la vida preguntándonos cuáles son las claves de una buena salud, olvidando a menudo que gracias a la sabiduría de la naturaleza disponemos de una protección extraordinaria: nuestro sistema inmune. Una buena salud dependerá de la capacidad de este guardián y de sus centinelas de actuar correctamente.
La microinmunoterapia es una terapia moderna enfocada a restablecer u
optimizar la comunicación entre las células del sistema inmunológico,
alterada en gran parte de las enfermedades. Utiliza sus mismas sustancias para
transmitir información al organismo y “reajustar” la respuesta inmunitaria.
Además,
lo hace en un orden preciso, respetando los mecanismos naturales de nuestro
cuerpo.
Así, la microinmunoterapia aporta al sistema
inmune las herramientas que necesita para enfrentarse con éxito a aquello que
pueda afectar a nuestra salud.
La microinmunoterapia es una terapia de inmunomodulación que utiliza
los mismos mensajeros que el sistema inmunológico (por ejemplo
citoquinas, hormonas, factores de crecimiento, ácidos nucleicos) para
transmitir información al organismo y “reajustar” la respuesta inmunitaria. Es
decir, su objetivo es restablecer la correcta comunicación entre las células
del sistema inmunitario, para ayudarles a recuperar su capacidad innata de
defendernos frente a agresores o a limitar su reacción cuando es exagerada.
A diferencia de la inmunoterapia clásica, las fórmulas de
microinmunoterapia utilizan un amplio abanico de sustancias inmunitarias (los
denominados “mensajeros”). Éstas se preparan en bajas concentraciones
(micro-dosis), mediante un proceso de dilución-dinamización, garantizando así
su buena tolerancia. Además, según si lo que se busca es estimular, modular o
frenar sus efectos en el organismo, los niveles de concentración empleados
pueden variar dentro de la misma fórmula. Al igual que ocurre de forma natural
en el organismo, las sustancias se administran siguiendo una secuencia
concreta, un orden preciso.
La microinmunoterapia puede ser una fiel aliada en el
tratamiento de enfermedades que cursan con un desequilibrio del sistema
inmunitario, tanto agudas como crónicas. Así, dentro de este marco podríamos
encontrar patologías infecciosas, oncológicas o enfermedades autoinmunes.
En cualquier caso, la microinmunoterapia no sustituye al
sistema inmunitario, ni lo fuerza o bloquea, sino que le informa con sutileza,
siendo así, en principio, compatible con cualquier otro tratamiento.
El Alzhéimer y el sistema inmune
El Alzhéimer o la enfermedad de Alzhéimer fue descrita por
el neurólogo alemán Alois Alzheimer en 1901 y actualmente es la causa más común
de demencia. Se define como un trastorno neurodegenerativo de evolución lenta que
presenta deterioro cognitivo, pérdida progresiva de la memoria y trastornos en
la conducta o comportamiento. El principal factor de riesgo es la edad
avanzada, aunque la herencia genética, la dieta y el estado de salud general
son otros factores a tener en cuenta. Así pues, existen diferentes estudios que
relacionan esta dolencia con otras enfermedades como pueden ser infecciones
virales, enfermedades vasculares, depresión y diabetes.
Actualmente, el Alzhéimer se considera una enfermedad sin
cura, es por ello que se están haciendo importantes esfuerzos por investigar
nuevos métodos de diagnóstico más temprano y de fácil acceso, y tratamientos
más efectivos. En el campo de los nuevos métodos de diagnóstico destacan los
estudios recientes del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona del
CSIC, donde el equipo del Dr. R. Trullas ha determinado que la detección de un
descenso de los niveles del ADN mitocondrial en el fluido cerebroespinal podría servir como método diagnóstico. Y
también los estudios realizados por el equipo del Dr. M. Sarasa que la
determinación en sangre de los péptidos beta-amiloide 40 y beta-amiloide 42
podría servir de biomarcador para la enfermedad de Alzheimer.
Por otra parte, cabe destacar que investigaciones
recientes han demostrado la relación entre el Alzhéimer y el sistema
inmune, concretamente con el proceso
inflamatorio. Cuando los niveles de diferentes proteínas implicadas en
el proceso inflamatorio se ven aumentados se puede producir una inflamación
crónica, que, al afectar al cerebro provoca una disminución del flujo sanguíneo
de la vía neurológica, reduciendo la utilización de oxígeno por parte del
cerebro. En el momento en que el cerebro se encuentra bajo presión, gasta mucha
energía al tratar de defenderse, en lugar de centrar sus esfuerzos en funcionar
de manera óptima.
Si el sistema inmunitario funciona de manera correcta, todo esto no
sucede, ya que es capaz de proteger al cerebro de las causas dañinas de
inflamación y reducir la presión del cerebro para que éste alcance su mayor
rendimiento.

Así pues, a modo de resumen podríamos decir que para
prevenir o retrasar la aparición del Alzhéimer es importante el control precoz
de los factores de riesgo vasculares, como la presión arterial alta y el
colesterol, consumir una dieta sana, hacer ejercicio, mantenerse activo y mantener
nuestro sistema inmunitario en buen estado. Estos parámetros también
son importantes para mejorar la calidad de vida de personas que ya padecen
Alzheimer.
Enfermedades autoinmunes: respuesta
errónea del sistema inmunológico
De forma constante, estamos expuestos y rodeados de
elementos nocivos para la salud. Uno de los motivos por el que no enfermamos es
porque el organismo cuenta con un mecanismo de defensa denominado sistema
inmunológico. Se trata de un conjunto de estructuras y procesos biológicos que
protegen al cuerpo de las enfermedades, identificando y combatiendo las células
patógenas y cancerosas. Al mismo tiempo
este sistema tiene la capacidad de distinguir entre lo propio y lo ajeno, es
decir reconocer a las propias células, tejidos y órganos y no atacarlas.
No obstante, en ocasiones esta capacidad, denominada
autotolerancia, está alterada o falla. Es cuando el sistema inmune identifica,
por error, a los componentes del propio organismo como patógenos y pone en
marcha una respuesta exagerada y violenta frente a éstos, dando lugar a
enfermedades autoinmunes.
Las enfermedades autoinmunes afectan entre el 3% y el 5% de
la población general y suelen ser crónicas, pudiendo afectar a uno o varios
órganos de forma simultánea.
Causas de las
enfermedades autoinmunes
Hasta el momento se ha reconocido que este tipo de
enfermedades se deben a diferentes factores:
Factores genéticos:
La mayoría de las enfermedades autoinmunes son poligénicas, es decir,
enfermedades hereditarias producidas por mutaciones en varios genes en
combinación con otros factores.
Factores ambientales:
como por ejemplo el tabaco o la luz.
Factores infecciosos:
Las continuas acciones desmedidas del sistema inmunológico frente a infecciones
virales o bacterianas puede propiciar el desarrollo de procesos autoinmunes.
Factores hormonales:
Las enfermedades autoinmunes son más frecuentes en las mujeres que en los
hombres, lo que indica la posible influencia de los estrógenos en el desarrollo
de estas enfermedades.
Clasificación de las
enfermedades autoinmunes
Las enfermedades autoinmunes se pueden clasificar en dos
categorías:
Enfermedades
autoinmunes locales (órgano específico): Este tipo de enfermedades se caracterizan
por tener una respuesta inmune dirigida contra un único antígeno localizado en
un órgano. Por ejemplo: la enfermedad de Adisson, tiroiditis de Hashimoto,
diabetes mellitus insulinodependiente o miastenia gravis entre otros.
Enfermedades
autoinmunes sistémicas (órgano inespecífico): Se caracteriza por la
producción de anticuerpos dirigidos contra el núcleo y/o el citoplasma de las
células. Por ejemplo: artritis , nefritis, vasculitis, lupus eritematoso
sistémico o síndrome de Sjogren entre otros.
Esto es sólo un par de
ejemplos de las consecuencias de un sistema inmunológico desequilibrado.
Una buena salud
dependerá de la capacidad de nuestro sistema inmune para hacer frente a las
toxinas exógenas y endógenas a las que estamos continuamente expuestos.
La Microinmunoterapia es una buena alternativa y ayuda a mantener en
perfecto equilibrio nuestro sistema inmune.
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